martes, 28 de diciembre de 2010

LA LUNA COMIENZA A ALEJARSE


-La luna ha comenzado a alejarse a mayor velocidad de la tierra. El sol cada vez emite mayores bocanadas de plasma. ¡Late señores! Pronto, nuestro planeta  estará bajo el agua. El elemento vital que ahora tanto buscamos. ¡Nuestro único hogar! se verá totalmente desprotegido - Vociferaba el doctor León Cano a sus compañeros científicos en la base subterránea de la Antártida.

-¡¡Eso es un mito!! - le gritaban
-¿¡Con quienes crees que estás hablando?! - decía otro por ahí - ¿Olvidas que somos hombres de ciencia?
-¡¡Por lo mismo!! - insistía Cano - Porque hemos vivido en este submundo por muchas décadas y conocemos el origen de nuestra propia existencia es que les digo ¡Debemos marcharnos!, ya es hora.

Los hombres y mujeres ahí apostados se miraban entre si. Algunos molestos continuaban vociferando en contra de Cano y otros lo miraban curiosos.

Entre ellos Mina, una joven doctora que hacía poco había ingresado a la base.

-¡Yo voy contigo! - gritó de repente dejándolos a todos en silencio, incluso al Dr. Cano.

León buscó entre la multitud la voz profunda de la mujer que sería la primera en seguirlo en su huida y en su lucha por salvar a la raza humana.

-¡Acá! - levantó su mano - Mi nombre es Mina. Llevo pocos meses en esta base y... te creo. 

Cano no podía creer lo hermosa que era y tan joven para estar ahí entre tanto hombre y mujer maduro y de mirada sombría.
Mina iluminaba todo a su alrededor con sus largos y ondulados cabellos rojizos.

-¡Gracias! - dijo el doctor alegremente brindándole una sincera sonrisa
-¡Yo también te creo! - gritó otro científico también joven
-¿¡Qué debemos hacer!? - dijo un tercero desde el fondo de la sala
-¡¡Si!! ¡¡Dinos por favor!! - eran las voces de otros cientos de científicos que se comenzaban a unir a la causa del doctor León Cano

-¡Están todos locos! - gritó Luna, quien fue avisado de esta reunión, la que se estaba llevando a cabo sin su permiso.
-¡Ah! Luna - exclamó León - que bueno verte ¿Cómo te ha ido con la caza?-  preguntó irónico el Dr. Cano

-¡Tu!, maldito, ¡tu fuiste el responsable de que esos lobos huyeran!. ¡No le crean nada a este farsante! - gritaba, mientras se iba acercando al podio donde estaba Cano

-¿Porqué un farsante? - dijo Mina acercándose hacia ellos - Yo se muy bien que tú eres quien nos ha estado mintiendo todo este tiempo.

-Llegaste hasta la universidad donde estudiábamos para traernos hasta aquí engañados. Diciéndonos que se trataba de experimentos que salvarían a todas las especies de su inevitable fin, y... con ¿qué nos encontramos al llegar? 
-Muerte de animales, experimentos con sus ADN, híbridos, ¡¡seres monstruosos creados por ti y tus secuaces!!
-Además de los que tienes trabajando esclavizados para que busquen el agua que tanto necesitas tu y ¡¡tus amos!! - gritó otro joven que también se acercaba hasta donde estaba el doctor Cano.

-¡Ustedes no saben lo que dicen! - gritaba Luna - ¡Les di la experiencia más asombrosa de sus vidas!. Colaborar con lo que será el Nuevo Orden Mundial. ¡Una nueva raza de super humanos!. ¡Son unos malagradecidos!! ¡¡Arréstenlos!! - gritó Luna a los guardias que lo custodiaban.

Fue el momento en que un gran desorden hizo que todos corrieran a esconderse en algún lado. Cano conocía muy bien el lugar y sus pasadizos secreto. ¡El los había ayudado a construir!

Tomó de un brazo a Mina y la instó a que lo siguiera. Ella, a su vez, les gritó a los demás jóvenes científicos que fueran con ellos.

Gritos y golpes se adueñaron del salón.

Los viejos trataban de entender de qué se trataba todo eso y entre todos detuvieron a Luna instándolo a que les explicara por que usaba la fuerza contra sus propios colegas.

A Luna no le quedó otra opción que aquietar a sus hombres de seguridad.

-¡Somos hombres de ciencia! - vociferó uno de los ancianos - ¡nunca había visto esta clase de represión contra nuestra libertad de acción!
-Si ellos no desean continuar con los experimentos ¡¡están en su derecho Luna!! Déjalos irse. - dijo otro más calmado

Pero el Dr. Luna no podía dejarlos ir. El sabía que si lo hacía le harían saber al resto del mundo acerca de sus monstruosos planes.

Si bien ya había gente afuera de la base que estaba liderando a grupos para que supieran la verdad, estos eran muchas veces tildados de locos lunáticos y fanáticos. Pero si los que se atrevieran a hablar con base científica de todo lo que estaba sucediendo eran los doctores que venían saliendo de una base militar secreta instalada en lo más profundo de la Antártida... Ahí la cosa cambiaría fatalmente para los planes de los que, como Luna, ya se creían los amos del mundo.

-Tienes razón Roberto - dijo Luna para tranquilizarlos - Dejaré que se vayan. Ahora sigamos con nuestros trabajos. ¡Vamos, a trabajar!

Así, todos los científicos que no huyeron con Cano volvieron a sus despachos y a sus laboratorios sin dejar de pensar en las palabras de León y de Mina y de todos los jóvenes que huyeron con él.

-¿Y si tienen algo de razón? - comentaba uno 
-Yo les creo - dijo Roberto casi en un susurro - vengan conmigo, les mostraré algo impresionante.



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miércoles, 22 de septiembre de 2010

12.- EL RESCATE FINAL


Los lobos que perseguían al anciano lograron por fin atraparlo y estaban a punto de matarlo cuando Remy les da la orden de que se alejaran de ellos.

-Abuelo?
-Remy?.... ¡¡Remy hijo mío!!!.. ¡¡Pensé que habías muerto!!!... ¿¿Dónde te habías metido??!!

El anciano abrazó llorando al asistente del doctor Luna mientras todos ahí observan atónitos la escena.

-Abuelo, tu me habías dicho que mi hermano había muerto junto con mi padre. -Dijo Rea muy asustada aun.
-Si hija mía, eso es lo que yo ví. Los humanos se lo llevaron a él y a tu padre y nunca más volvimos a saber de ellos.
-Abuelo!!. Me dijeron que los lobos te habían matado a ti y a toda mi familia. Me dijeron que eran todos una raza mala que debía ser castigada. - exclamó con lágrimas en los ojos Remy abrazando a su pequeña familia.

El doctor Luna no sabía lo que estaba sucediendo dentro de la cueva y sólo continuaba ciegamente haciendo que los animales y mutantes y otras razas y especies subieran en la gran nave.

Lurkus continuaba luchando con los lobos antárticos hasta que desde un rincón en la oscuridad saltó sobre él uno de ellos. Comenzaron una gran pelea. Lurkus sabía que aquel que estaba tratando de matarlo era su padre y se rehusó a defenderse. Lloraba mientras trataba de ver si él pudiera llegar a reconocerlo, pero el lobo ferozmente lo atacaba una y otra y otra vez, mordiéndolo y sacándole pedazos de piel.

Los demás animales al verlo casi muerto corrieron en su ayuda. El elefante logró alzarlo de una gran patada en el trasero tirándolo lejos. Luego se dirigió corriendo hacia él para aplastarlo pero Lurkus desde el suelo le gritó que no lo hiciera.
-No!!! por favor.. Él es mi padre- dijo soltando un suspiro y desmayándose de dolor y cansancio.

El padre de Lurkus sintió que algo se removía en su interior en el momento que otra gran luz inundaba el lugar. Era una gran nave. Muchísimo más grande y superior en tecnología que la que manejaba el doctor Luna.

Se posicionó sobre la cueva y un gran rayo bajó desde el centro de ella.

El padre de Lurkus no lograba entender qué sucedía. Su instinto le decía que debía llegar hasta donde estaba aquel igual a él que había maltratado tanto casi dejandolo moribundo. El elefante lo dejó acercarse, los demás lobos antárticos quedaron quietos cuando llegó la gran nave. Sólo Lugh se movía rapido para alcanzar a su hijo.

-Papá- dijo Lurkus con un hilo de voz.
-Hijo, si soy yo. Perdóname por favor.. No se que me pasa. Qué ha sucedido.. yo no..
-No te preocupes padre estás de vuelta- Lurkus tomó el rostro de su padre, le sonrió y nuevamente perdió la conciencia.

Los leones rojizos y negros le explicaron rápidamente que debían llegar hasta la gran nave o si no todos perecerían en aquel lugar.

Lugh, el padre de Lurkus, lo alzó en sus brazos y dando grandes pasos alcanzó a llegar al lugar.

Había un gran desconcierto y alboroto. Luna huía hacia la nave junto con muchos de sus seguidores pero León junto a otros le impidieron el paso.

-No vas a ningún lado - exclamó León- Debes rendir cuentas a tus superiores.
-¡¡Yo no le rindo cuentas a nadie!!! - Dijo con desdén el doctor Luna, intentando zafarse de quienes lo tenían tomado de los brazos pero sin tocarlo.
-Se te dió un don y no lo supiste usar para hacer el bien- Dijo uno de los "seres"
-Me dejaron aquí y me dieron libre albedrío. Asi que ¡¡¡yo podía hacer lo que quisiera!!! -replicó Luna furioso.
-El libre albedrío es una ley de correspondencia. Si lo ocupas en bienestar y bondad se te devolverá bienestar y bondad pero tu lo ocupaste para tu propio beneficio, egoismo y maldad y ¡¡¡eso es lo que obtendrás a cambio!!!- Volvió a decir la voz del "ser" luminoso que acompañaba al doctor Cano.
En ese instante él junto a los seres luminosos desaparecieron del lugar dejando un haz de luz en su recorrido.

-Ayudenme por favor!!!- Gritó Lugh al llegar al lugar
-Hijo!!, hijo!! - Se acercaba la madre de Lurkus corriendo hacia el y llorando de angustia.
-Drea?- se preguntó Lugh al verla llegar desconsolada

Drea no paraba de llorar al ver llegar su pequeño hijo casi muriendo

-¿Drea eres tu?- volvió a decir Lugh intrigado por su reciente recuperación de la memoria
-Lugh? - al fin Drea levantaba la mirada para ver quien la había reconocido- Lugh!!!. No estas muerto!!!, no estás muerto!!- Repetía sin cesar ella intentando abrazar a ambos hombres lobo.

Numitor veía emocionado esta escena cuando desde la cueva seguían saliendo más y más anímales y razas y especies que salvar. Entre ellos, a su querida nieta Rea y a su hermano Remy. El anciano lobo se sintió complacido pero temía por la vida de Lurkus y de todos los que ahí estaban ya que si había llegado la gran nave era porque el planeta ya no sobreviviría y estaría a poco de extinguirse.

Numitor logró encontrar entre el tumulto a León y le expresó su preocupación

-Por qué se demoraron tanto amigo? - preguntó Numitor
-Disculpa, estaba tratando de reunir a los de mi especie para que también logren salvarse del desastre.
-Lo lograste?
-Mi raza es muy extraña viejo amigo. Pocos acudieron al llamado. Muchos prefieren quedarse y creer que con el dinero y el poder lo tienen todo arreglado. Eso es lo que Ellos vienen a hacernos ver. Que nada de eso es importante. Aqui estoy viendo vida, amor, cariño, compañerismo, lealtad, amistad; características que lamentablemente entre los humanos no son demasiado frecuentes.
-Entonces... Perecerán?- Preguntó Numitor
-Lamento decir que si. - suspiró León mirando hacia el cielo- Hice lo que pude. Los que tuvieron oido, oyeron y están ahi arriba de esa nave que nos llevará a un mejor lugar.
-Lurkus estará bien?- preguntó angustiado el anciano observando la escena de la pequeña familia alrededor del cuerpo herido del pequeño lobo - Fue valiente y feroz en la batalla. Si no hubiese sido por él tal vez todos estaríamos muertos o peor aun, a merced de los experimentos y atrocidades del doctor Luna.
-Estará bien amigo. - dijo León- Ahora ya todo terminó. ¡¡¡Toooooodos a boooooordo!! - Exclamó feliz León tratando de ordenarlos a todos para subirlos a la gran nave.

Los padre de Lurkus lo tomaron entre sus brazos y mientras se acercaban a la nave miles de aplausos y gritos de aprobación y felicidad los rodearon haciendo que se sintieran muy orgullosos de su pequeño hijo.

Rea y su hermano iban tras ellos. Rea alcanzó a tomar la mano de Lurkus y éste sintió que una fuerte conexión ya existía entre ellos, lo que lo hizo llenarse de fuerzas abrir los ojos y brindarle una hermosa sonrisa a ella y a sus padres.

Numitor y Lugh lo seguían más atras, cerrando la gran caravana de animales y todo tipo de razas y especies que alguna vez existieron en el planeta tierra y otras tantas que fueron creadas durante todo lo que duró este gran experimento sostenido por las fuerzas oscuras del universo. Las que sólo deseaban destrucción, dolor y muerte.

-Abuelo... me podrás perdonar por todo lo que hice? - Pregunto Lugh
-Pero hijo!!. Tu no hiciste nada. Sólo eres una víctima más en todo esta historia- Respondió Numitor tomándolo de un brazo para apoyarse en él.
-¿No tienes miedo de que pueda volver a traicionarlos?
-¿Tienes miedo tu? -Devolvió la pregunta Numitor
-Si abuelo, tengo miedo. Luna va en esta misma nave. Me conoce. Sabe de mis debilidades. Temo caer bajo su dominio. !!Abuelo ayúdame!!! -Suplicó Lugh llorando casi al llegar a la entrada de la nave.
-Solo tu te conoces bien hijo mio. Sólo tu sabes cuales son tus fortalezas. Y ahora que sabes la verdad. Nada ni nadie podría engañarte. La verdad te ha hecho libre hijo, ahora depende sólo de ti continuar siéndolo.

En algun rincón de la nave Lurkus y Rea observan desde una pequeña ventana como casi en lo que dura un pestañeo se alejaron del planeta. Una vez estando tan lejos que ya era imposible divisar lo que había sido su hogar por generaciones, vieron que una gran y silenciosa luz inundaba un extremo de la galaxia y tan pronto como iluminó un breve espacio de ésta se extinguió para volverlo todo oscuro y profundo nuevamente.

El planeta tierra había desaparecido para siempre porque simplemente no lo supimos cuidar ni respetar.

11.- OPERACIÓN SECUESTRO


-¡¡Finalmente doctor Luna!!
-Finalmente qué!!. Habla pronto que estoy ocupado
-Doctor. Hemos logrado seguir al doctor Cano y dimos con la entrada!!
-Me has dicho esa mentira miles de veces. ¿Estás seguro esta vez?
-Si doctor. Yo y un grupo de mis hombres lo siguieron y están muy cerca de acá
-Mmm..Siendo asi, hoy mismo entraremos por ellos!!
-¿Hoy doctor?.
-Si, la llegada de los cazadores está lista y preparada. Vienen en camino. Esta vez no podrán escapar. Se que hay muchas especies mutantes que aun desconocemos. Serán nuestras y servirán a todos nuestros propósitos.
-Doctor, escuché por ahí que el fin está cerca. ¿A que se referían con eso. Usted sabe?
-Si querido amigo. Pronto este planeta sucumbirá y solo unos pocos saldremos de aquí con vida.
-¿Y los experimentos doctor?
-Ya están siendo embarcados en las naves que nos sacarán de aquí. Ellos serán nuestros guías en la búsqueda de un nuevo lugar que podamos los humanos habitar. Por eso necesitamos a la mayor cantidad de especies que podamos reunir!!. No sabemos cuanto tiempo tardaremos en encontrar un planeta habitable.

Al asistente del doctor Luna le costaba aun entender de qué se trataba toda esta operación.

Tenía claro, eso si, que le debía eterna gratitud ya que él lo había salvado de perecer durante la gran batalla librada hacía años atrás en donde, el doctor le había contado, que sus padres y su pequeña hermana habían muerto desgarrados por las mandíbulas feroces de los lobos que intentaban huir de la masacre.

Aquella noche llegaron en una nave los lobos antárticos que habían estado trabajando para encontrar la tan escasa agua que quedaba aun en la tierra. Entre ellos venía el padre de Lurkus. Estaba muy diferente a como se había ido. Sus ojos ya no tenía expresión, su piel estaba quemada por el intenso frío que tuvo que soportar, sus cabellos ya no tenían color. Su mente ya no pertenecía a este mundo, sólo su alma aun estaba intacta, pero dormida.

Los encargados de la misión tenían ya todo preparado y enfilaron hacia la entrada de la cascada.

Aquel día todo había estado en paz en el bosque. Numitor había logrado conseguir que gran parte de los habitantes de éste se reunieran en la cueva que les había mencionado con anterioridad León. Ahí les explicó lo que debían hacer y también que debían estar preparados porque no había seguridad de que salieran todos con vida de ese lugar ya que se sabía que al otro lado estarían esperando por ellos.

Al anochecer Lurkus continuaba sintiéndose extraño. Su cuerpo se estremecía, su cabeza y su corazón presentían que no debía dormirse así que hizo caso de sus sentimientos y se mantuvo alerta cuidando de todos.

Algunos otros lobos mutantes, leones, tigres y elefantes se unieron a su misión. Dentro de sus cabezas sentían la voz de Lurkus que les decía que debían estar atentos.

Numitor se acercó a este pequeño y extraño batallón conformado por hombres lobo, tigres anaranjados, leones de piel rojiza y negra, elefantes sin su trompa, y comprendió que el momento estaba cerca. Corrió a la cueva a decirle a los demás que estuvieran preparados.

Al otro lado de la cascada los grandes y feroces hombres lobo estaban a la espera de recibir la orden para atacar.

-Tenemos conocimiento de que los mutantes esperan ver luces en el cielo. Ellos creen que esa será la señal que los salvará.
-¿Cómo sabe eso doctor Luna?- Exclamó admirado el asistente.
-Se supone que estaba "escrito" por los llamados profetas. Asi que nosotros nos tomaremos de esas supersticiones y haremos que aparezcan efectivamente luces en el cielo y cuando hayan entrado los nuestros, la puerta dimensional será destruida para que nuestras naves puedan por fin entrar. ¡¡Ya verás!!, subirán como unos corderitos pensando que esa es su salvación!!! Jajajajajajaja- Reía fuertemente el doctor Luna con los ojos desorbitados de locura.

Cuando la luna aun resplandecía en el firmamento extraños haces de luces comenzaron a distraer a Lurkus y a sus compañeros de lucha.

Sus corazones comenzaron a latir rápidamente y se sentían desconcertados. ¿Serían esas extrañas luces las que estaban esperando?

Mientras ellos miraban hacia el cielo una fuerte explosión se hizo escuchar por todo el bosque. La cascada había dejado de existir y una inmensa jauría de lobos mutantes y hombres lobo corrían feroces en busca de su presa.

Lurkus y el pequeño batallón casi enceguecieron al ver el fuego y sentir el calor de la explosión que acababa de suceder ante sus ojos.

Todos comenzaron a ponerse muy nerviosos. ¿Donde estaba la nave?. ¿Donde estaba León?. ¿Qué era todo esto?.

Luego de la explosión un frágil silencio se apoderó del lugar. Todos los sonidos del bosque se habían acallado.

Lurkus había dicho a Numitor y a otros ancianos que no salieran de la cueva hasta que él no diera la orden de que lo hicieran por lo que al menos sabía que su madre y Rea y todos los demás estaban a salvo por el momento.

Los sentidos del tigre anaranjado, de los leones rojizos y negros y del elefante sin trompa comenzaron a volverlos locos. Sabían que algo había escondido en la oscuridad pero no lograban entender bien que era. Asi se lo dijeron a Lurkus quien hacía un rato ya los había escuchado venir y tampoco supo bien de que o quien se trataba.

Había un olor entre lo que alcanzaba a percibir que le parecía muy familiar y tuvo miedo de pensar que podría ser.... su padre. Este pensamiento lo mantuvo paralizado por algunos segundos hasta que el resto del pequeño batallón lo sacó de su estado de sopor y se puso en guardia junto a los demás.

El silencio se podía palpar y el terror terminó por casi paralizarlos cuando Lurkus y los demás vieron acercarse cientos o miles de ojos que brillaban como estrellas rojas en la oscuridad. En su interior sabían que eran los lobos antárticos.

El pequeño batallón instintivamente hizo un círculo para protegerse. Sus pensamientos fueron de inmediato hacia la cueva para decirles, de alguna forma, que por nada salieran de ella.

Lurkus aterrorizado no sabía qué debía hacer. Sólo pensaba en su madre, en Rea, en su padre... Un momento, pensó, - mi padre está aquí. Lo siento, lo percibo. ¡PADRE!

Los lobos antárticos parecieron volverse como locos ante el estruendoso grito que realizó Lurkus. Todos ellos eran padres pero no lo recordaban y esa pequeña palabra había logrado hacer que algo en su interior se descontrolara y perdieran el control de lo que iban a hacer a ese lugar.

Lurkus se dió cuenta de que algo no andaba bien con estos lobos y aprovechó la ocasión para refugiarse entre los árboles intentando alejarse lo más posible de la cueva en la que se encontraban todos los demás. Los del pequeño batallón de mutantes lo siguieron.

-Doctor, doctor qué hacemos. Los lobos parecen como locos. No responden a los estímulos!!
-Esto tiene que ser obra del doctor Cano!!- Dijo enfurecido Luna, con los ojos inyectados de rabia.
-Controla a esas bestias yo me preocuparé del resto.- dijo Luna y desapareció del lugar.

El asistente, muy nervioso, comenzó a presionar botones y a reprogramar los chips insertados en los cuerpos de los animales para intentar volver a controlarlos, mientras Lurkus y sus amigos continuaban procurar alejarse lo más posible del lugar.

Repentinamente los lobos antárticos volvieron al ataque y con más fiereza siguieron la huella del pequeño batallón que custodiaba la cueva. Lurkus podría haber huido ya que el doctor Cano había logrado con sus experimentos que su rastro nunca fuera hallado pero no pudo dejar solos a sus compañeros de lucha y junto a ellos se unió a la sangrienta batalla.

El elefante, con su gran cuerpo, empujaba lejos a los intrusos y luego cuando veía que estaban en el suelo algo heridos corría hacia ellos y con sus grandes patas los aplastaba hasta que morían. De esta forma muchos lobos perecieron. Mientras el tigre anaranjado con su gran velocidad y fuertes mandíbulas rasgaba las pieles de los lobos y luego desgarraba su carne para lanzarla lejos. Los leones rojizos y negros ágilmente se movían para despistar al enemigo y luego, cuando este buscaba entre la negrura de la noche al león rojizo, aparecía misteriosamente sobre él el león negro para atravesar con sus colmillos la cabeza y de una patada romperles el cuello.

Lurkus por su lado, luchaba con los que eran como él. Con sus puños y su gran fuerza y ligereza acabó con varios. Los científicos no pensaron que estos especímenes venían muy agotados por todo el tiempo de lucha y trabajo forzado que les había tocado vivir durante su estadía en el continente helado.

Mientras la lucha continuaba en el bosque, el asistente de Luna con su radar ultrasónico encontró donde se escondía el resto de las especies y dando aviso de inmediato al doctor Luna fueron con otro grupo de lobos a atacar y secuestrarlos a todos.

Los que se refugiaban en aquella cueva estaban completamente indefensos, situación que aprovecharon Luna y sus asistente para lograr invadir aquel lugar sin que nadie opusiera resistencia.

Una vez dentro los lobos antárticos amenazaban con gruñidos a todos los ahí refugiados mirándolos fijamente y mostrando sus fuertes colmillos.

Numitor les dijo a todos que no opusieran resistencia que confiaran que ya vendría la ayuda tan esperada pero Rea no aguantó más y junto a otros cayó al suelo de rodillas y se puso a llorar amargamente.

El asistente de Luna se percató de esta situación mientras que el grupo de lobos y científicos iban sacando a los animales, a los mutantes y a otras especies del lugar para subirlos a la nave que los esperaba a unos pocos metros del lugar.

Al acercarse a ver de donde venían los gritos para acallarlos a la fuerza si fuera necesario, sus ojos no podían creer lo que su corazón le decía. Ahí estaba su pequeña hermana Rea. Él sabía que era ella. La pequeña que el recordaba en brazos de su madre cuando fue capturado y de la cual le había contado Luna había muerto en la antigua batalla donde los lobos supuestamente mataron a toda su familia.

-Rea!!- exclamó y la levantó del suelo con ternura y emoción
-¡Abuelo, abuelo!.. Ayúdame por favor- Gritó Rea aterrorizada.
-Rea por favor, soy yo tu hermano ....¿como me llamaba?
En ese momento Numitor logra zafarse de los hombres lobo y llega corriendo hasta donde está Rea llorando tirada en el suelo atrapada por los brazos de Remy.
-Déjala en paz!!!- logra gritarle Numitor a Remy mientras con su gran bastón le da un fuerte golpe en la espalda dejándolo tirado en el suelo mal herido.


martes, 14 de septiembre de 2010

10. LA CASCADA


León despareció por donde había llegado. Atravesó las aguas que caían de la cascada y se perdió su silueta tras las rocas.

Lurkus curioso, como era, quiso seguirlo y ver qué había del otro lado pero Numitor se lo impidió.

-No hijo, no debemos traspasar esa roca. Está prohibido.
-Prohibido ¿por quien?
-Por quienes nos permitieron habitar en este bosque
-¿Y quienes fueron abuelo? - pregunto Rea
-Es una historia larga y un poco dificil de entender hija. Hasta a mi me parece extraña y no logro encontrarle sentido a veces.
-¿Nos puedes contar lo que sabes entonces por favor?- rogó Lurkus al anciano
-Si abuelito por favor cuéntanos de qué se trata.

El abuelo se acomodó bajo un frondoso sauce que dejaba caer sus ramas sobre las cristalinas aguas de aquel riachuelo formado por la cascada misteriosa. Apoyó su espalda en el tronco y cerrando los ojos comenzó a narrarles la leyenda de la tierra que ahora habitaban.

-Mis queridos niños, cuando todo esto comenzó este lugar no existía. Vivíamos cruzando aquella cascada en lo que podría llamarse "mundo real".
-¿Y todo esto no es real?- preguntó Lurkus asombrado.
-Si hijo, si lo es. Sólo que corresponde a otra realidad. Los humanos le llaman "otra dimensión".
-¡¿Qué es eso?!- Preguntó asustada Rea.
-En aquellos días nuestra especie y muchas más luchábamos por sobrevivir. Si bien unos desaparecían a causa de los cazadores otros lo hacían para llevar a cabo estos experimentos que comenzaron a realizar con nuestras vidas y asi cambiar nuestro ADN para ayudarles a ellos a sobrevivir.

El caos era total. En los bosques ya no sabiamos quien era de los nuestros y quien no. Usaban a nuestros propios hermanos para confundirnos y cazarnos. Hijos contra padres, madres contra esposos. Era una pesadilla.

Así llegó hasta nosotros León, el hombre que acaban de ver desaparecer tras esa cascada. Fuimos pocos los que presentimos que podíamos confiar en él. El resto que no lo hizo, sucumbió bajo el poder de las armas y fueron llevados lejos, muy lejos de aquí.

Cuando León se nos acercó nos habló con palabras que podíamos entender y nos explicó que debíamos seguirlo y confiar en él para lograr sobrevivir.

Debíamos recorrer grandes distancias con muchos peligros. Muchos también perecieron en esta huida. Tus padres, Rea, fueron cazados mientras intentaban llevarte a un lugar más seguro. La lucha fue intensa.

Recuerdo que tu madre te tomó entre sus brazos y te confió a mi. Besó tu frente y tus manitas con sus ojos llenos de lágrimas y se unió a tu padre en la lucha.

Pero sus armas eran poderosas. Nosotros sólo teníamos nuestros cuerpos y nuestra rapidez. Asi fue como gracias a su lucha pudimos continuar nuestra marcha hasta este lugar y sobrevivir.

Al otro lado de aquellas rocas estaba León junto a otros seres esperando por nosotros.
-¿Seres abuelo?- preguntó Lurkus.
-Si "seres", porque no eran com León. Era alguien mucho más grande que él, de tez clara, cabellos largos y blancos, con unos ojos azules profundos que le hacían a uno sentirse quieto, tibio y a salvo de todo.

Luego del primer impacto que nos ocasionó su presencia sentimos en nuestras cabezas la voz de estos seres que nos decían que debíamos atravesar aquella roca sin temor, que del otro lado estaríamos mucho mejor.

León, que estaba junto a ellos, nos miró asintiendo con la cabeza y comenzamos a avanzar. No les digo la extraña sensación que se percibe al cruzar una roca sólida. Yo al menos recuerdo haberlo hecho con los ojos cerrados y contigo en mis brazos mi pequeña niña.

Cuando estuvimos ya todos de este lado escuchamos nuevamente dentro de nuestras cabezas que debíamos permanecer aquí. Que por ningún motivo debíamos volver a cruzar la cascada.

-¡¡Pero cómo lograron cruzar ellos, los infelices que se llevaron a mi padre!!. Nosotros vivíamos felices hasta que aparecieron y se lo llevaron¡¡ y nos convirtieron en esto!!. - Gritó Lurkus llorando enfurecido y golpeando la tierra con sus puños mientras Rea lo observa triste y cabizbaja.

-Al parecer alguien al otro lado descubrió a León cruzando por otro portal.
-¿Hay más de una entrada a este lugar? - preguntó Rea
-Ahora sólo existe esta. Por la que lograron entrar y cazarlos a ustedes ya no sirve. León se encargó de eliminarla para siempre y también se encargó de quienes la descubrieron. Lo que no alcanzó a hacer fue a rescatarlos a tiempo, antes que hicieran lo que ya sabemos.

Por eso no debemos cruzar la cascada hasta que nos los digan. Es muy peligroso ya que ellos de alguna manera saben que existimos y nos continúan buscando.

Ahora debemos hacer lo que nos dijeron. Cuento con ustedes para reunir a todos los que podamos. Y a estar atentos a las señales que vendrán del cielo.

Numitor se alejó de los niños y comenzó su tarea de reunir a las razas y especies que aun pudiera encontrar con vida para rescatarlas de la amenaza que pronto se avecinaba.

Lurkus y Rea se miraron asustados tratando de asimilar toda la historia que recien habían escuchado. Rea no podía disimular su pena al recordar las palabras de Numitor cuando describió como su madre la había salvado. Lurkus logró percibir este hecho y corrió a abrazarla. Rea se sintió más tranquila en los brazos de su amigo y él ya se sentía el responsable de estas dos mujeres y el abuelo por ser el más joven y ágil de la pequeña manada.

Pronto les esperarían días terribles, oscuros. Lurkus no sabía por qué lo presentía. Sintió temor al despertar aquella mañana. Las imágenes tenebrosas que asolaron sus sueños aun no lograban salir de su memoria y sabía que debía estar alerta.

viernes, 27 de agosto de 2010

9.- LA AYUDA VENDRÁ DEL CIELO

Al despertar, Lurkus se da cuenta que Numitor está cerca y decide ir a hablar con él.

-Hola hijo -exclama Numitor- ¿cómo has dormido?
-Hola abuelo... ejem.. perdón, ¿puedo llamarlo abuelo?
-Pero por supuesto!!!.. jajaja... Siempre quise tener un nieto macho... perdón ¿Debiera decir hombre?... Ya no se como expresarme. Hace tantos años que llevo viviendo esta vida que debería ya haberme acostumbrado no crees?-.

Lurkus le sonríe intrigado.

-¿Usted cree que pueda llegar a tiempo para rescatar a mi padre?- preguntó al fin
-No lo sé hijo. Tantos lo han intentado pero luego no los volví a ver nunca más. Ellos son muy poderosos ¿sabes?
-Pero ¡¿cómo!? si yo pude escapar ¿¿¡¡¡por qué no otros también pudieron hacerlo?!!.
-Los hubo, hijo, si que los hubo, y fueron tras los suyos... Pero nunca más supe que sucedió con ellos.- Dijo lamentándose Numitor y acercándose a la cascada para refrescar sus blancos cabellos.

Lurkus ya no aguantó más su pena. Comenzó a llorar bajito para que nadie lo oyera. Buscó refugio en las aguas de aquel riachuelo y sumergió su cuerpo en ellas para que asi nadie notara sus lágrimas ni su dolor.

De repente detrás de las gran cascada aparece el doctor León un tanto agitado y parecía que buscaba entre los árboles algo o a alguien.

-¡¡Numitor!!- Exclamó al fin Leon
-¡¡Amigo!!- respondió desde lejos el abuelo de Rea.
-Numitor, al fin lo encuentro, tengo muy buenas noticias para usted

Lurkus alcanzó a oír esto desde el agua y de un gran salto llegó hasta donde estaban hombre y viejo lobo conversando.

-!!Hey, que bien!!!, Lograste escapar amiguito!!. ¿y tu madre, está bien?- preguntó León
-¿Me conoce?- preguntó extrañado Lurkus
-Hijo el es el hombre bueno del cual les hablé ayer.
-Claro que te conozco!!. A ti y a tu hermosa madre.. Lamentablemente no alcancé a ayudar a tu padre. Al menos está viv....
-¡¡qué quiere decir!!- Exclamó desde lejos Drea, quien se incorporaba después de un largo sueño.
-Que bueno que también estés bien-Dijo complacido León.
-¡¡Por favor dígame que ha pasado con él, dónde está donde se lo han llevado!!.
-Mamá cálmate por favor, aun estás débil.
-Señora, no quisiera darle malas noticias, por lo que sólo le puedo decir que él está vivo y va camino de la Antártida a reunirse con otros como él. No le puedo decir nada más, discúlpeme por favor.

Drea se toma la cara con las manos y comienza a llorar desconsoladamente. Lurkus fue por Rea para que tratara de aliviarla mientras él y Numitor hablaban con León.

-¿Cuál es la buena noticia que me venías a contar amigo?- Preguntó Numitor al fin
-Es algo difícil de explicar. Sólo te diré que estén atentos a las señales del cielo. Desde ahí vendrá la ayuda para todos nosotros.
-¡¡Cómo es eso!!- Exclamó Lurkus
-Si por favor, explícate un poco más. Recuerda que no somos animales irracionales como todos ustedes los humanos creen. También podemos pensar y sentir. - dijo Numitor con vehemencia.
-Perdóname amigo, es que aun me cuesta a mi comprender lo que está por suceder.

León se veía muy exitado con la noticia que les iba a transmitir a los lobos y de verdad no sabía por donde comenzar.

-Tenemos muy buenos amigos allá ¿saben? -Dijo León apuntando al cielo- Hace poco algunos de nosotros lograron contactarse con ellos y ya están al tanto de la catástrofe que se avecina gracias a estos experimentos que se han estado haciendo desde hace muchos años.
-Catástrofe?- preguntó Lurkus
-Catástrofe mi joven amigo es una situación que se sale de control y que nada ni nadie podrá controlar.- explicó León mientras Numitor lo miraba curioso.
-Sabes qué sucederá- Preguntó el abuelo
-No lo sé con exactitud, sólo se que debemos estar preparados para un largo viaje
-Un viaje?- exclamó nuevamente Lurkus asustado
-Si, pero no deben temer, ellos no son como los que los dejaron transformados en lo que son ahora. Ellos estuvieron aquí antes que todos nosotros y les aseguro que saben hacer las cosas un millón de veces mejor.
-¿Podrán salvar a mi padre?- Dijo Lurkus desesperado y con los ojos llorosos
-No lo sabemos pequeño, no lo sabemos. Nos pidieron calma y que estuviéramos preparados.
-Puedo imaginar lo que sucederá- Dijo cabizbajo Numitor
-¿Qué abuelo?- Exclamó Rea, quien hacía un buen rato que escuchaba la conversación desde donde trataba de calmar a la madre de Lurkus.
-Nuestros antepasados vivieron una situación similar hace muchísimos años. Este lugar no era como lo conocemos ahora. Muchos murieron y muchos otros también sobrevivieron. Hubo mucha agua que inundó todo.
-Tienes razón Numitor. En aquella ocasión ellos, nuestros amigos de las estrellas, también vinieron a ayudarnos. Nos enviaron una gran nave donde se pudo salvar gran parte de las especies que habitaban la tierra en esos tiempos.-Dijo León muy excitado.
-¿Y qué sucederá en esta ocasión León?- preguntó Numitor
-El planeta ya no tiene recursos para seguir manteniendo a ninguna raza ni especie viva. Lamentablemente creo que en esta ocasión la nave vendrá a llevarnos a algun otro lugar en el universo.
-¡¡Pero yo no me quiero ir!!- Exclamó Rea, abrazando a Lurkus y llorando. Mientras que él, con el pecho agitado, la aferra a su cuerpo y los mira a todos aterrorizado.
-No debemos temer pequeños- dijo el anciano lobo-. Hasta ahora he confiado en este humano de buen corazón y no me ha fallado. Si el dice que vendrán desde el cielo nuevos amigos y que cuidarán de nosotros así será.
-¡¡Pero qué pasará con papá!!- Exclamó llorando Lurkus

León no dijo nada y un eterno silencio pareció rodearlos a todos con un manto de ansiedad que los hundía en una profunda tristeza.

-Yo venía a pedirles que traten de reunir a la mayor cantidad de especies que habiten por los alrededores- dijo León- tu sabes Numitor que este lugar fue creado y ha sido cuidado por ellos, nuestros amigos del cielo, y acá vendrán a buscarnos. Esa será su misión... la mía será reunir a los de mi especie.. Eso será dificil. No son como ustedes.

Terminó de decir esto y León se despidió de todos para desaparecer tras la cascada nuevamente, antes se despidió de Drea con un beso en la frente y susurrándole muy bajito
-Perdón- le dijo, mientras ella dormía.

jueves, 8 de julio de 2010

8.- ENCUENTRO CON LA VERDAD


Lurkus hizo caso de lo que Rea le había dicho y llevó a su madre hasta aquel lugar que no sabían porque extraña razón les hacía sentir tranquilos y en paz.

Una vez ahí, buscaron donde cobijarse del frío de la noche y comenzó a recorrer el lugar.

Había una fuente de agua que caía en forma de cascada, bellísima. Los sonidos y olores que ahi se percibían le hacían evocar su primera infancia. El ruido del agua cuando golpea la piedra, los breves rayos de sol que iluminan de vez en cuando aquel riachuelo. El viento en la cara. Todo le hacía rememorar sus años cuando aun era un cachorro que no podía salir de su madriguera.

Su madre ya un poco recuperada lo siguió hasta donde él estaba y lo mira tiernamente.

-¿Recuerdas aun este lugar Lurkus?- le preguntó.
-¿Había estado yo antes aquí madre?- le responde él extrañado y ansioso
-Si hijo. Acá venimos todas a parir a nuestros cachorros para darles protección
-¿Todas?
-Si hijo, todas las que de algún modo nos hemos visto envueltas en esta locura que están haciéndonos los humanos.
-¡¿Por qué?!. ¡¿Quien más fue llevado hacia ese lugar horrible!!?
-Tus abuelos Lurkus. -dijo ella cabizbaja-
-¿Mis abuelos?. -preguntó él.
-Si hijo. Ellos y sus padres también fueron atrapados. Esta historia se viene repitiendo hace muchísimos años ya.
-¿Y qué pasó con ellos?
-Ellos, como muchos más, simplemente desparecieron. Nunca más los volvimos a ver ni a oler ni a percibir.
-¿Y qué es este lugar madre?
-Aquí fue el único lugar que nos brindó refugio. Tu abuelo lo descubrió, cuando aún podía seguir siendo como nosotros.

En ese momento aparecieron Rea y su abuelo y lentamente se acercaron hacia ellos.

-Hola Lurkus; mira él es mi abuelo -señaló Rea-
-Perdón que interrumpa pero oí que su padre fue el gran Lugh -preguntó Numitor a la madre de Lurkus- ¿Es que acaso tu eres Druan?.
-Si señor ese es mi nombre y Lugh era mi abuelo.

Numitor se le acerca y la abraza firmemente llorando como un niño.

-¡¿Abuelo que te pasa, estás bien, qué tienes?!
-Nada hijita, nada. Ya está.. Ya está bien.
-¿Usted conoció a mi abuelo?-preguntó emocionada Druan-
-¡¡¡Claro que lo conocí!!!. Escapamos juntos de aquel infierno.

Numitor cayó al suelo y ya no pudo contener la pena y tomando a Rea de la mano exclamó:

-Mi niña. ¡Ella fue la primera criatura que logramos salvar de las garras de aquellos seres sin alma!. Su abuelo dió la vida para que ella sobreviviera. Ella y usted y los pocos que pudimos salir de ahí.
-¡¡Qué dices abuelo!!- exclamó Rea-
-Si hija. Tu y yo somos una raza especial. Nos rehicieron. manipularon nuestro ADN y terminamos convertidos en esto.
-Pero qué somos!!- exclamó Lurkus asustado
-Somos lobos hijo, pero una raza que se llamaría Lobos Antárticos.

Mientras Lurkus, con lágrimas en los ojos, miraba a su madre; Rea hacía lo mismo con su abuelo. Querían respuestas a miles de preguntas que en ese momento inundaban sus cabezas.

-Hijo-dijo Drea- Yo te puedo contar que hasta donde se, muchos de nosotros fueron enviados a tierras muy muy lejanas. Donde el frio es eterno y nunca se deja sentir la tibieza del sol sobre la piel. Ahí existen más humanos.. muchísimos... que controlan las mentes de los nuestros y los hacen excavar en la roca, en la nieve, bajo las gélidas aguas del mar, buscando lo que tu ves aquí a tus pies.
-¿Agua?-exclamaron Rea y Lurkus a la vez.
-Si pequeños, agua. Este elemento fué agotado por ellos mismo. Malgastandolo, envenenandolo, hasta que ya casi no queda nada.
-Pero porque nosotros?-preguntó Rea
-Porque nuestros cuerpos en aquellos años eran los más fuertes para soportar aquel clima, pero necesitaban a seres con pies y manos para lograr sus objetivos. El hombre los tiene pero no tiene la capacidad de sobrevivir en las condiciones climáticas que existen allá.
-¿Y usted estuvo ahí?-preguntó Lurkus-
-Si hijo, estuve y puedo decir con orgullo que logré hacer que huyeran muchos de los nuestros. Lamentablemente en esa huida también muchos murieron a manos de esos miserables.
-¿Mis padres abuelo?- dijo Rea llorando-
-Si pequeña, tus padres, mis hijos, tus tíos, tu abuela
-¿Y porque nosotros no somos como los que quedaron allá?-preguntó Lurkus
-Aunque no lo creas entre ellos hay gente buena. Existe uno que fue quien de alguna manera hizo que algo no les funcionara como ellos habían planeado. Algo que tiene que ver justamente con el poder de manipularnos a su antojo, como seres sin alma, sin conciencia.
-Sabe usted si quedan más de los nuestros allá? -preguntó Drea-
-Lamentablemente si querida. Y creo que tu esposo acaba de ser enviado.
-¡¡Cómo lo sabe!!-exclamó ella-.
-Les conté del ser humano que nos ha estado ayudando a escapar desde que toda esta locura comenzó. El nos ayudó a crear este sitio.
-¡¿Cómo es eso!?- preguntaron todos
-Amigos, estoy un poco cansado. Por favor les ruego me disculpen. Sólo se que aquí estarán a salvo. Ya vendré nuevamente a visitarles y les contaré más.
-¡¡Pero abuelo!!-exclamó Rea
-Tiene razón tu abuelo-dijo Lurkus- Ve con él. Nos vemos mañana.
-Drea, por favor, no pierda la esperanza, tal vez aun podamos rescatar a su marido.
-Eso espero Numitor. Gracias-respondió Drea abrazando al anciano lobo y besándole las manos.

Lurkus y Rea se refugian bajo un frondoso árbol esperando que la noche transcurra rápidamente para saber más.

Él sólo piensa en la forma de llegar hasta donde está su padre y lograr salvarlo de aquellos desquiciados.

La noche está estrellada. Una suave brisa se siente recorrer los añosos árboles de aquel bosque.

El agua cristalina no deja de manar y fluir por la cascada. Los sonidos aquietan y arrullan a Lurkus, quien se duerme pensando en Rea, Numitor, su padre, pero sufre al oir a su madre llorar despacito para que no la escuche él.


viernes, 25 de junio de 2010

7.-ROMUS SE VA A LA ANTARTIDA


Rea invita a Lurkus hasta el lugar donde solían verse para jugar y en donde ella se sentía tranquila y serena.

Estaba ubicado en un claro dentro del bosque. Cerca corría un riachuelo y el sonido que hacía el agua, más los olores que que se percibían le hacían sentirse como si estuviera en su hogar junto a los padres que no conoció.

Su abuelo, Numitor, fue quien se hizo cargo de ella desde pequeña. Y así ha sido hasta ahora. El hombre viejo la cuida con mucho celo, por lo que siempre anda tras de ella para protegerla de no sabe que.

Aquel lugar era el único donde su abuelo la dejaba estar tranquila y a solas.

-Ahora dime, que pasó, ¿por qué eres así.. como yo.- Preguntó Rea
-La verdad es que no se como explicarlo. Simplemente sucedió. De un rato para otro dejé de andar en cuatro patas y de aullar. - respondió Lurkus.
-¿Fueron ellos cierto?- Dijo al fin Rea.
-¿Ellos?. ¿Te refieres a los humanos?. Si, fueron ellos.- Dijo cabizbajo Lurkus.
-Mi abuelo siempre me ha advertido que no debo acercármeles. Que son peligroso.
-Y lo son.. mucho. Ellos tienen ahora a mi padre. Yo logré escapar junto a mi madre, pero ella no está bien. No se que le hicieron.
-Y donde está?!
-No muy lejos de aquí.
-Traigámosla para acá. Este lugar es seguro. Mi abuelo siempre me lo ha dicho, pero no me sabe explicar porqué.

En el intertanto el padre de Lurkus, Romus, había despertado de la anestesia y estaba ya recuperándose de todos los análisis y exámenes a los que fue sometido.

Él no había alcanzado a salvarse de los experimentos y habían logrado convertirlo en un "LOBO ANTÁRTICO".

- ¡¡¡Al fin!!! ¡¡¡Tenemos otro!!!- Exclamó el doctor Luna.
- Si y parece ser más fuerte que los que ya partieron hacia la Antártida.- Dijo el asistente
- Y lo es. Tu sabes eso de "echando a perder se aprende".. jajajajaja!!!. Ironizó el doctor Luna.
- ¿Y que monstruo has creado ahora?, - preguntó el doctor Cano curioso-
- ¡¡Monstruo!!!, ¡¡Cómo te atreves!!!. No te das cuenta que estos experimentos son un gran avance para la ciencia?
- ¿Ciencia?, ¿Llamas tu a esto ciencia?. Mira lo que has hecho con ese pobre espécimen. No es un lobo y tampoco un ser humano. Ni siquiera sabes como irá a ser su desarrollo de ahora en adelante. ¿¡¡No te das cuenta que no tenemos derecho a hacer esto??!!!- Exclamó furioso León.
-Ya vete de aquí, no estorbes. No se como no te han expulsado del proyecto si lo único que has hecho es ¡¡echarlo todo a perder!!. Este es mi gran triunfo. ¡¡Ahora verán que este espécimen sobrevivirá y logrará traernos el agua que necesitamos para que nuestra especie continúe viva!!!.

León observaba con dolor a aquél hombre-lobo. Notaba que en sus facciones había dolor y sufrimiento.

-Alisten el avión. Esta misma tarde será llevado hacia nuestra base en la Antártida.- Ordenó Luna.
-El chip está ya instalado doctor- dijo el asistente-, y es imposible que se lo puedan quitar ni él mismo ni nadie.
-No me digas donde se lo colocaron esta vez... las paredes oyen- dijo Luna mirando sospechosamente a León.

Todos se retiraron del lugar quedando solo Romus. Estaba tirado contra la pared de aquella jaula fría y solitaria. Su cabeza no lograba entender nada de lo que sucedía alrededor suyo. Vagas imágenes venían a sus pensamientos. Un sentimiento que no lograba comprender.

De repente la fugaz imagen de un pequeño ser peludo que corría hacía el y se abrazaban y jugaban. Pero no entendía que era y cayó dormido por el sedante que le habían colocado para que viajara sin alterarse.

En su mente sólo se repetía: -Agua.. debo conseguir agua..Agua..Nadie puede saber que estoy aqui.. Agua.. Debo volver con información.. donde hay agua...-

jueves, 27 de mayo de 2010

6. REA


La muchacha percibió que algo o alguien se acercaba y acalló la música por unos instantes para prestar más atención.

Ella se llamaba Rea. Vivía junto a su abuelo Numitor, desde hacía años en aquella pequeña cabaña medio escondida en el bosque.

-¿Quien anda ahí?- dijo Rea.

Lurkus sólo se la quedó mirando escondido tras los matorrales. Sabía que la conocía de alguna parte. Sus sentidos así se lo indicaban. Pero no lograba recordar.

-¿Eres tu?-. Volvió a preguntar Rea, acercándose cada vez más hacia donde estaba escondido Lurkus.

Él no entendía por qué no sentía miedo. Su voz le provocaba calma y serenidad. Lurkus cerró los ojos tratando de recordarla.

-¡¡¡Te encontré!!!!- Gritó Rea, asustando a Lurkus y haciendo que este huyera despavorido.

Rea se dió cuenta que no era el lobo que ella había pensado. Ese aquel con el que solía jugar desde que era niña y también se asustó al ver que era un chico como ella.

-Que raro- dijo Rea- Olía a él... a "mi lobito"-.

Así le llamaba ella cariñosamente a Lurkus. A él gustaba ese nombre por lo que solía jugar echándose de espaldas con las patas para arriba para que ella le siguiera llamando asi, "mi lobito".

Al oir estas palabras Lurkus detuvo su huida y se volvió para nuevamente observar a la muchacha. Esta vez comenzó a recordar.

-¡¡¡Es ella!!! - dijo- ¡¡¡¿¿Por qué no la reconocí??!!!. -

Lurkus comenzó a recordar sus juegos y aventuras vividas junto a Rina desde que él era un cachorro y ella una niña pequeña.

Se acercó lentamente pensando:

-No me reconocerá. Ahora soy como ellos. ¿Como me veré?. ¿Se asustará?. No quiero que huya de mi.

Al fin Rea, quien ya se disponía a marcharse y volver a su casa, percibe que Lurkus ha regresado y se voltea para verlo.

El y ella se acercan lentamente y sin darse cuenta ambos comienzan a observarse extrañados y curiosos.

En el fondo sabían quien era cada cual pero Rea no lograba comprender qué podría haber pasado.
Ahora, su único amigo, era como ella, un humano.

Rea tomó las manos de Lurkus casi temblando, acarició su rostro y mirándolo fijamente le dijo:
-¿Eres tu cierto?. ¿Mi lobito?.

A Lurkus pareció saltarle el corazón de alegría y lo único que atinó a hacer fue a tirarse al suelo de espaldas con los pies y los brazos hacia arriba.

Rea comenzó a reír a carcajadas. Se tapó la boca con sus manos y luego se puso a llorar.

Lurkus se levantó del suelo de inmediato y le tomó los brazos. Su instinto le decía que debía abrazarla pero tuvo miedo. Sólo la observaba.

-No me temas por favor, soy yo. Y si, soy aquel lobito. Pero mi nombre es Lurkus y necesito que nos ayudes por favor.




miércoles, 12 de mayo de 2010

5. LA HUIDA


-Ya estoy cansado, no puedo más. No encuentro lugar donde me pueda sentir seguro junto a mi madre.
Ella sigue inconsciente. Está bien.. Siento que está bien, sólo que ¡No sé que le hicieron los humanos!.

Ahi estaré bien, esa pequeña cueva nos dará refugio madre.. Ahi estaremos a salvo.

Estoy muy cansado. Los olores que siento me parecen tan familiares... ¿Donde estamos?

Mañana saldré a mirar. Estoy demasiado cansado.-

Lurkus y su madre yacen seguros en una pequeña cueva incrustada en los montes de aquel espeso bosque, pero no sabían que se encontraban a muy pocos pasos de donde solían vivir hasta antes que los capturaran, por lo que van a tener que huir pronto porque les siguen los pasos de cerca.

A la mañana siguiente, Lurkus se levanta muy temprano, antes que el sol se asome por el horizonte y comience a encender el paisaje de bellos colores.

Su madre comienza a reaccionar.

-No!!!, No!!, mi hijo, no por favor!!!. Nooooooooooo!!!
-Mamá, despierta, soy yo, estamos a salvo
-Lurkus?... Hijo mio, pensé que estabas muerto
-Mamá!!! al fin reaccionas.. tenía tanto miedo!!!-

Los dos, madre e hijo se abrazan y comienzan a llorar de alegría porque al fin estaban juntos y vivos.

-Mamá, perdóname por favor
-Perdón porque hijo?
-Mi padre, no lo pude rescatar mamá!!! , perdóname!!

La madre de Lurkus solo agacha la cabeza y trata de disimular las lágrimas que no quieren despegarse de sus ojos cansados.

-Mamá que le harán?, que nos pasó? que nos hicieron?!!!!
-Ay hijo mio, esto lo veíamos venir con tu padre. Era un rumor que viene recorriendo a nuestra raza desde hace años.
-Qué pasó con nosotros madre, porque ahora somos como ellos?
-No lo se bien hijo. Sólo se que al menos con nosotros no alcanzaron a hacer lo que le hicieron a otros
-Y que les hicieron?!
-Los convirtieron en unos monstruos!!!. Son mitad lobo mitad humano, pero no tienen emociones ni sensaciones. Sólo los obedecen a ellos.
-Eso le pasará a mi padre?- pregunta Lurkus asustado
-Me temo que si hijo, debemos ser fuertes.
-Por qué madre!!! por qué nos hacen esto, Qué les hemos hecho nosotros?!!
-Ellos siempre se han sentido superiores a nosotros y no se dan cuenta que tan solo son una minuscula parte que pertenece a este gran universo.
-Siempre lo han hecho?
-Siempre hijo mio. Desde el principio. Ellos mismos son una creación de otros que vinieron antes que ellos.
-Por qué quieren destruir a la naturaleza?
-Por poder. Lo que nunca entendí. Mi padre me lo explicó alguna vez, pero creo que ni el lo supo entender.
-Poder?. Y que es eso?
-No lo se muy bien Lurkus. Es algo como querer ser el lider máximo pero en su caso de todas las razas y criaturas existentes en la naturaleza.
-Pero eso es imposible!!!!
-Nosotros los seres "inferiores" como ellos nos llaman, lo sabemos, pero ellos nunca han querido entenderlo. Sólo están provocando desarmonía y eso los destruirá
-Y nosotros?
-Lamentablemente seremos destruidos junto con ellos.
-Y no podemos hacer nada!!!!
-Antes, otros que escaparon igual que tu y yo, quisieron detenerlos pero no lo lograron. Fueron asesinados y sus cuerpos fueron dispersados por todo el bosque, como para decirnos que no nos atreviéramos a desafiarlos.
-Mamá tengo miedo!!!!- Exclama Lurkus refugiándose entre los brazos de su madre-
-Yo también hijo mio. Yo también.

La luz del día ya inundaba todo el bosque y los lobos comenzaron a sentir hambre. Pero no entendían que era lo que sus cuerpos les querían decir en cuanto a lo que necesitaban para comer.

Así, Lurkus simplemente se dejó llevar por su instinto y olfateó a su alrededor para ver hacia donde lo dirigían sus sentidos. Su madre aun estaba débil, así que ahora que su padre ya no estaba, sería él quien se encargaría de ella y defendería su territorio y sus vidas.

Comenzó a caminar y seguir un olor que le pareció conocido, el cual le hacía sentir muy feliz.
Casi sin darse cuenta que estaba de día y que podrían estar cerca sus perseguidores, corrió con todas sus ganas hasta donde sentía que venía aquel olor. De pronto sus oídos comenzaron a escuchar una linda melodía, la cual reconoció enseguida. Era la de la niña con la que solía jugar hasta antes que lo capturaran. Estaba seguro que era ella.