martes, 14 de septiembre de 2010

10. LA CASCADA


León despareció por donde había llegado. Atravesó las aguas que caían de la cascada y se perdió su silueta tras las rocas.

Lurkus curioso, como era, quiso seguirlo y ver qué había del otro lado pero Numitor se lo impidió.

-No hijo, no debemos traspasar esa roca. Está prohibido.
-Prohibido ¿por quien?
-Por quienes nos permitieron habitar en este bosque
-¿Y quienes fueron abuelo? - pregunto Rea
-Es una historia larga y un poco dificil de entender hija. Hasta a mi me parece extraña y no logro encontrarle sentido a veces.
-¿Nos puedes contar lo que sabes entonces por favor?- rogó Lurkus al anciano
-Si abuelito por favor cuéntanos de qué se trata.

El abuelo se acomodó bajo un frondoso sauce que dejaba caer sus ramas sobre las cristalinas aguas de aquel riachuelo formado por la cascada misteriosa. Apoyó su espalda en el tronco y cerrando los ojos comenzó a narrarles la leyenda de la tierra que ahora habitaban.

-Mis queridos niños, cuando todo esto comenzó este lugar no existía. Vivíamos cruzando aquella cascada en lo que podría llamarse "mundo real".
-¿Y todo esto no es real?- preguntó Lurkus asombrado.
-Si hijo, si lo es. Sólo que corresponde a otra realidad. Los humanos le llaman "otra dimensión".
-¡¿Qué es eso?!- Preguntó asustada Rea.
-En aquellos días nuestra especie y muchas más luchábamos por sobrevivir. Si bien unos desaparecían a causa de los cazadores otros lo hacían para llevar a cabo estos experimentos que comenzaron a realizar con nuestras vidas y asi cambiar nuestro ADN para ayudarles a ellos a sobrevivir.

El caos era total. En los bosques ya no sabiamos quien era de los nuestros y quien no. Usaban a nuestros propios hermanos para confundirnos y cazarnos. Hijos contra padres, madres contra esposos. Era una pesadilla.

Así llegó hasta nosotros León, el hombre que acaban de ver desaparecer tras esa cascada. Fuimos pocos los que presentimos que podíamos confiar en él. El resto que no lo hizo, sucumbió bajo el poder de las armas y fueron llevados lejos, muy lejos de aquí.

Cuando León se nos acercó nos habló con palabras que podíamos entender y nos explicó que debíamos seguirlo y confiar en él para lograr sobrevivir.

Debíamos recorrer grandes distancias con muchos peligros. Muchos también perecieron en esta huida. Tus padres, Rea, fueron cazados mientras intentaban llevarte a un lugar más seguro. La lucha fue intensa.

Recuerdo que tu madre te tomó entre sus brazos y te confió a mi. Besó tu frente y tus manitas con sus ojos llenos de lágrimas y se unió a tu padre en la lucha.

Pero sus armas eran poderosas. Nosotros sólo teníamos nuestros cuerpos y nuestra rapidez. Asi fue como gracias a su lucha pudimos continuar nuestra marcha hasta este lugar y sobrevivir.

Al otro lado de aquellas rocas estaba León junto a otros seres esperando por nosotros.
-¿Seres abuelo?- preguntó Lurkus.
-Si "seres", porque no eran com León. Era alguien mucho más grande que él, de tez clara, cabellos largos y blancos, con unos ojos azules profundos que le hacían a uno sentirse quieto, tibio y a salvo de todo.

Luego del primer impacto que nos ocasionó su presencia sentimos en nuestras cabezas la voz de estos seres que nos decían que debíamos atravesar aquella roca sin temor, que del otro lado estaríamos mucho mejor.

León, que estaba junto a ellos, nos miró asintiendo con la cabeza y comenzamos a avanzar. No les digo la extraña sensación que se percibe al cruzar una roca sólida. Yo al menos recuerdo haberlo hecho con los ojos cerrados y contigo en mis brazos mi pequeña niña.

Cuando estuvimos ya todos de este lado escuchamos nuevamente dentro de nuestras cabezas que debíamos permanecer aquí. Que por ningún motivo debíamos volver a cruzar la cascada.

-¡¡Pero cómo lograron cruzar ellos, los infelices que se llevaron a mi padre!!. Nosotros vivíamos felices hasta que aparecieron y se lo llevaron¡¡ y nos convirtieron en esto!!. - Gritó Lurkus llorando enfurecido y golpeando la tierra con sus puños mientras Rea lo observa triste y cabizbaja.

-Al parecer alguien al otro lado descubrió a León cruzando por otro portal.
-¿Hay más de una entrada a este lugar? - preguntó Rea
-Ahora sólo existe esta. Por la que lograron entrar y cazarlos a ustedes ya no sirve. León se encargó de eliminarla para siempre y también se encargó de quienes la descubrieron. Lo que no alcanzó a hacer fue a rescatarlos a tiempo, antes que hicieran lo que ya sabemos.

Por eso no debemos cruzar la cascada hasta que nos los digan. Es muy peligroso ya que ellos de alguna manera saben que existimos y nos continúan buscando.

Ahora debemos hacer lo que nos dijeron. Cuento con ustedes para reunir a todos los que podamos. Y a estar atentos a las señales que vendrán del cielo.

Numitor se alejó de los niños y comenzó su tarea de reunir a las razas y especies que aun pudiera encontrar con vida para rescatarlas de la amenaza que pronto se avecinaba.

Lurkus y Rea se miraron asustados tratando de asimilar toda la historia que recien habían escuchado. Rea no podía disimular su pena al recordar las palabras de Numitor cuando describió como su madre la había salvado. Lurkus logró percibir este hecho y corrió a abrazarla. Rea se sintió más tranquila en los brazos de su amigo y él ya se sentía el responsable de estas dos mujeres y el abuelo por ser el más joven y ágil de la pequeña manada.

Pronto les esperarían días terribles, oscuros. Lurkus no sabía por qué lo presentía. Sintió temor al despertar aquella mañana. Las imágenes tenebrosas que asolaron sus sueños aun no lograban salir de su memoria y sabía que debía estar alerta.

1 comentario:

Pedro Pablo Pachón dijo...

Muy interesante tu blog. Gracias por tu visita.
Saludos.